El Rayo arrancaba la primera de sus tres finales hacia el play-off con la presión que le metían sus rivales. Con las victorias de Sporting y Girona, cualquier resultado que no fuera una victoria esta noche de jueves en el Estadio de Vallecas era la invitación perfecta para empezar a pensar en la próxima temporada.

Con la ausencia de Bebé, al que solo esperamos si el equipo se mete en la ronda definitiva, el equipo inicial estaba cantado salvo por la 'revolución' que quiso provocar Iraola devolviendo el privilegio de ser titular a Luca Zidane, que no jugaba desde el 30 de marzo (derrota ante el Sporting) y que en 2021 apenas había disputado cuatro partidos (una victoria -Alcorcón- y tres derrotas - Tenerife, Málaga y el citado ante el Sporting de Gijón). El resto del equipo era el mismo que había ganado en Fuenlabrada ofreciendo una imagen muy pobre ante nueve rivales que les complicaron la vida.

El partido empezó bien para los intereses del Rayo. El Oviedo dejaba mucho espacio entre líneas y el equipo de Iraola interpretaba bien las opciones con el doble-pivote formado por Valentín y Comesaña y con Trejo 'revoloteando' alrededor de Yacine Qasmi. Precisamente sería el delantero centro el primero en tener una ocasión, pero el resultado fue el habitual, oportunidad al limbo. El partido, eso sí, tenía dueño y vestía de franjirrojo.

Las cosas tardaron muy poco en ponerse de cara. Un gran centro de Alvaro desde la izquierda iba a ser rematado con precisión y anticipación por un Comesaña que se había incorporado por sorpresa al segundo palo para lograr el 1-0. Apenas habían pasado ocho minutos de la primera final para el Rayo y el marcador ya sonreía al equipo que no quería descolgarse de la lucha con Girona y Sporting.

La movilidad de Trejo y las llegadas en segunda línea de Comesaña y Oscar Valentín traían de cabeza a la defensa asturiana. El pivote defensivo vallecano aprovechó una gran acción de ataque para buscar la portería de Femenías mientras por la megafonía volvían a escucharse los 'dantescos' sonidos de ánimo al Rayo (un despropósito se mire como se mire). El disparo de Valentín se marchó desviado, quizá asustado por los 'canticos' perturbadores del Estadio de Vallecas, mientras el partido entraba en la habitual fase de aturdimiento general. Por momentos este fútbol aburre soberanamente, pese a los destellos de Comesaña, la insistencia de Trejo o las carreras de 'los García' o del mago 'Isinho'.

Con el partido anestesiado, una acción de Leschuk tras un saque de portería en largo, dejó en evidencia a la defensa del Rayo. El jugador carbayón recogió un balón en la frontal y, rodeado de tres defensores franjirrojos, se adentró en el área, recortó y anotó el empate. Gran jugada individual, primer remate a portería y gol. Tocaba volver a empezar.

Con el marcador igualado el Rayo pareció reactivarse de nuevo y volvió a intentar, con algo más de velocidad, inquietar a un Oviedo que, sin mucho que ofrecer, estaba logrando un punto que dejaba a los locales 'a los pies de los caballos'. Con ese puntito extra de intensidad y con una extraordinaria dosis de buena fortuna, los de Iraola iban a recuperar el terreno perdido. Isi remató desde la frontal una volea que, tras tocar en un defensa, se terminaría envenenando para despistar totalmente a Femenías y suponer el 2-1. El descanso estaba cercano y el Rayo volvía a tomar el mando ante un Oviedo que sufría mucho con las llegadas por banda de los laterales cuando los extremos ocupaban zonas interiores. 

Precisamente tras una incursión por banda izquierda de Fran García iba a llegar una acción desgraciada para el Oviedo y muy favorable para el Rayo. En un despeje de un defensor asturiano, Fran García recibía el impacto de la bota del jugador visitante. Iraola lo pidió con vehemencia. Estaba dentro del área, el VAR avisó al colegiado, revisó la acción y... penalti lanzado por Qasmi para redondear una buena primera mitad en líneas generales, con sus buenas dosis de sesteo, eso que no falte. 

La segunda parte arrancaba con un Oviedo algo más atrevido, aunque sorprendentemente sin aparente prisa, y con un Rayo con ganas de sentenciar y pensar con descaro en la segunda final (próximo lunes en Castalia). El Rayo cedió posesión y terreno a su rival esperando su oportunidad, mientras Luca 'se divertía' viendo cómo trabajaba el equipo en su campo para desplegar las alas y volar con velocidad por ambos costados.

A falta de media hora no había dudas, el partido era del Rayo y la victoria no podía ni debía escaparse ante un Oviedo que seguía sin inquietar la portería franjirroja, más allá de un par de saques de esquina consecutivos que acababan en nada. De ahí al broche del partido apenas pasaron unos minutos, el tiempo que tardó Lucas en introducir el balón en su propia portería para sentenciar el partido para el Rayo a falta de veinte minutos.

El tramo final sirvió para que el Oviedo moviera la bola de lado a lado, sin ninguna profundidad y para que el Rayo, con todo hecho, dejara volar la imaginación soñando con ese play-off que tanto está costando cerrar y que tendrá que seguir trabajando. La primera final acaba con victoria contundente.