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RAYO 2 - NUMANCIA 2. Crónica

Doble cara

Los de Míchel jugaron una buena primera mitad, pero desaparecieron en la segunda hasta hacer peligrar el choque

Escrito por Domingo, 27 Agosto 2017

    El Rayo Vallecano empató con el Numancia (2-2) un partido que se puso muy cara en la primera mitad y que cambió radicalmente en la segunda. Los de Míchel se vinieron abajo y pudieron incluso perder el partido.

    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (2): Alberto, Galán, Amaya, Dorado, Alex Moreno, Trashorras, Unai (A) (Lass, minuto 68), Trejo, Aguirre (Javi Guerra, minuto 68), Embarba y Santi Comesaña (Fran Beltrán, minuto 82).

    C.D. Numancia (2): Aitor Fernández, Ripa, Dani Calvo, Iñigo Pérez (Pablo Guido, minuto 81), Manu (Elguezabal, minuto 89), Escassi (A), Pere Milla (A), Markel, P. Valcarce (Nacho Sánchez, minuto 76), M. Mateu y Diamanka.

    Arbitro: Figueroa Vázquez.

    Goles: 1-0. Minuto 19. Trejo; 2-0. Minuto 21. Trejo, de penalti; 2-1. Minuto 48 Milla; 2-2. Minuto 63. Diamanka.


    El Rayo Vallecano se las prometía muy felices en su estreno de temporada en Vallecas. Las buenas sensaciones, por fases, en Oviedo, la victoria ante un rival de importancia y el regreso a casa ante su afición, eran alicientes más que suficientes para que los de Míchel confiaran en que su fútbol sería suficiente para doblegar a un Numancia que fue un equipo timorato, simple y ramplón en la primera mitad, pero que evolucionó de manera inesperada en la segunda parte para dar un vuelco al duelo.

    La primera mitad mostró la cara más avanzada del fútbol del Rayo. El toque, la posesión, el control del ritmo de juego, la horizontalidad en tres cuartas partes y la verticalidad en zona ofensiva... todo se jugaba tal y como quería el conjunto franjirrojo. Trejo dejaba muestras de la superioridad de su dominio de la situación y todo giraba en torno al argentino, dispuesto a demostrar que, si el Rayo quiere aspirar a algo más que salvar los muebles, debe apoyarse en él. Ahí no parece haber muchas dudas. También hay unanimidad en que la verticalidad del equipo llega con hombres como Embarba o Alex Moreno. Lo de Embarba es tener seis marchas para aprovechar solo cuatro, pero el ritmo que le mete a cada acción supone que algo se agite en área contraria. Alex Moreno es el ejemplo de jugador desaprovechado arriba para tapar abajo. Su mejor versión llega siempre en ataque, sus llegadas en velocidad, sus regates y sus centros le permiten ser uno de los jugadores en mejor estado de forma. Luego podríamos hablar de Unai, algo más gris que en ocasiones anteriores, los destellos de calidad a raudales de un Comesaña que tiene fútbol para dar y regalar, pero que lo esconde demasiado, o de un Trashorras que, arrancando desde la cueva, no tiene la vistosidad que aporta su fútbol cuando de dar el último pase se trata.

    El conjunto vallecano pasó por encima del Numancia en la primera mitad. Sin grandes alardes, sin excesivas muestras de superioridad insultante, pero con la suficiente tranquilidad como para pensar que los goles llegarían y que sería cuestión de tiempo dar por cerrado el encuentro. Ambas cosas llegaron y, juntas, matarían el partido para los vallecanos. Trejo anotó el 1-0, con calidad dentro del área, con tranquilidad, con suficiencia, Trejo en estado puro. Mientras le aguantaron las fuerzas fue el mejor de su equipo una vez más.

    El Rayo, con el marcador a favor, con la inercia del partido hacia la portería visitante y con un penalti cometido sobre Comesaña y aprovechado de nuevo por Trejo dos minutos después del 1-0, vivía un partido que solo se podía escapar por dos circunstancias: por relajación local o por un inesperado arranque de vergüenza torera de los de Arrasate. Lo segundo parecía complicado, pese a los intentos de un ex rayista como Diamanka que se marcó un gran partido, pero lo primero no estaba tan lejos.

    Tras el descanso el Rayo no volvió de los vestuarios. Pareció seguir en las duchas cuando el Numancia aprovechaba, por mediación de Milla, la primera de sus ocasiones para llevar el choque a un universo por explorar. El conjunto soriano, desaparecido en la primera mitad, se veía con opciones en un partido que ni por asomo había peleado hasta entonces. Con el 2-1, los vallecanos se tambalearon, perdieron el norte, no jugaron a nada y permitieron que su rival, crecido por las circunstancias, se adueñara del balón y empezara a inquietar las inmediaciones de la portería de Alberto. Las bandas del Rayo ya no eran incisivas, Embarba desapareció, Trejo fue consumiéndose poco a poco y el resto del equipo terminó en un tono gris del que solo se desmarcó en el tramo final del partido.

    Los numantinos, viendo que el Rayo ya no apretaba tanto, que llegaba tarde al corte y que dejaba demasiados huecos entre líneas, empezó a crecer y, tras lograr el empate por mediación de Diamanka -que pidió perdón a la grada-, siguió empujando hasta casi culminar la remontada, con un gol anulado por fuera de juego que hizo tambalear el Estadio de Vallecas, en el que volvió a vivirse lío en la gradas, con pancartas, cánticos y demás acordes paralelos a un espectáculo de fútbol que fue entretenido, pero que desactivó poco a poco la ilusión de una afición que respondió sobradamente con su asistencia al partido, pese a las fechas.

    Míchel intentó reconducir el rumbo del choque con la entrada de Javi Guerra y Lass, y posteriormente con Fran Beltrán, pero ni por esas. El delantero apenas tocó un par de balones, mientras el guineano, que sí estuvo algo más activo, no logró tener el efecto efervescente de otras ocasiones. Un par de disparos cruzados, un lanzamiento a las manos de Aitor Fernández y un balón cruzado al que no llegaron Lass y Guerra, aunque estaban en fuera de juego, redujo a mínimos las opciones de un Rayo que en la primera parte ganó tres puntos, para perder dos en la segunda mitad. Cosas del fútbol. Habrá que hablar de "sensaciones", que a falta de resultados siempre valen como recurso.

     

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