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RAYO 0 - OSASUNA 3

Falta gol... sobran goles

Los vallecanos perdieron por 0-3 un partido en el que buscaron el empate hasta el final

Escrito por Domingo, 10 Septiembre 2017

    El Rayo Vallecano perdió por 0-3 ante Osasuna en un partido igualado, pese al marcador final, y en el que los vallecanos dejaron constancia de sus carencias más evidentes. La fragilidad defensiva y la falta de contundencia en ataque, marcaron el duelo.

    Ficha técnica:

    Rayo Vallecano (0): Alberto, Galán (Velázquez, minuto 56), Amaya, Dorado (Javi Guerra, minuto 84), Alex Moreno, Trashorras, Fran Beltrán, Trejo, Lass (Chori Domínguez, minuto 56), Embarba y Santi Comesaña.

    C.A. Osasuna (3): Sergio Herrera, Oier, David, Quique, R. Torres, Clerc, Lillo, Mateo, Arzura, Aridane y Lucas Torro.

    Arbitro: Valdés Aller.

    Goles: 0-1. Minuto 27. Aridane; 0-2. Minuto 86. Xisco; 0-3. Minuto 89. Xisco.


    El Rayo Vallecano está atravesando su particular 'vía crucis' en pleno verano. El inicio liguero, que a falta de criterio y buen juego continuado ofrecía resultados, se ha convertido de repente en una cruda realidad repleta de goles en contra y falta de argumentos convertibles en alegrías. Si a esta nueva vida le sumamos que el ambiente en Vallecas sigue estando enrarecido por las pancartas, por Presa, por las teles, por Tebas y porque sí, el escenario es dantesco (más allá del puramente físico, que tratándose del Estadio de Vallecas no da miedo, sino pavor).

    El choque ante Osasuna era visto en Vallecas como una nueva oportunidad para reivindicar lo perdido ante Numancia o Lorca y para catalogar de mal sueño el paso copero del Tenerife por el barrio. En cambio, la visita de nuestros amigos del norte sirvió para profundizar más en las carencias y las deficiencias de un equipo que, de la noche a la mañana, echa de menos a los que aún no están. Por paradójico que parezca, el Rayo necesita a jugadores que, como Raúl de Tomás, Baiano o Abdoulaye, todavía no están a tono para debutar. El proceso se acelerará y para Sevilla ya podremos contar con su presencia, no hay muchas dudas.

    Lo sucedido ante el conjunto navarro fue una sucesión de historias que por separado son fáciles de atajar, pero en bloque presentan demasiados problemas para Míchel. La fragilidad defensiva, de la que se aprovechó Aridane para lograr el 0-1 en una jugada a balón parado, es uno de los defectos a corregir por el equipo franjirrojo. Es curioso que se repita casi al pie de la letra uno de los terribles males endémicos que, temporada a temporada, acuciaron y abrumaron al Rayo de Jémez. Además, la 'Trejodependencia' del equipo cada día es más evidente. El argentino corre hacia adelante, regatea, presiona como el que más, baja a recibir balones en el centro, los transporta, los eleva a la enésima potencia y, además, esperamos que los remate. Solo o casi solo es muy difícil que las cosas salgan. Los rivales ya lo saben y han aprendido que parando a Trejo, se para a más del sesenta por ciento del equipo. Ni más ni menos.

    Los problemas del Rayo no quedan ahí. Embarba, Lass y viceversa también entran en juego. Los extremos vallecanos, llamados a formar parte activa, voluntariosa y efectiva del juego de Míchel, siguen sin ser las soluciones por los costados que necesita el equipo y Galán y Alex Moreno terminaron siendo meras comparsas acompañando a un equipo que solo mejoró cuando quemó las naves en busca de un premio desesperado que se convirtió en castigo inesperado y excesivo. Castigo inesperado porque Osasuna no quiso, en ningún momento, hacer sangre de su rival (las circunstancias le obligaron a hacerlo) y excesivo porque el Rayo hizo mucho más de lo que refleja el duro marcador final.

    Con el 0-1 y el reloj galopando a toda velocidad, Míchel decidió quemar las naves en busca de la reacción definitiva. Estuvo cerca de ser efectivo, pero la realidad, de nuevo esa cruda realidad, le negó el protagonismo y la gloria. La incorporación de Velázquez y Chori Domínguez, para dejar defensa de tres y fortalecer el centro permitiendo más espacios en las bandas, fue una bocanada de aire fresco que bien pudo haber modificado el rumbo de los acontecimientos. Pero no fue así, y no lo fue porque la falta de contundencia en los últimos metros es otro de los graves problemas a resolver por el equipo vallecano. La incorporación de Javi Guerra al partido pasó totalmente desapercibida y, su juego, que debía aprovechar las incorporaciones de los extremos, se vio diluido porque el Rayo fue incapaz de llegar con buenos centros hasta el área. Enfrente, Osasuna hacía su partido cortando el ritmo, ralentizando las acciones, embarullando cada jugada y llevando el choque hasta el desenlace final que terminó desarbolando a los vallecanos. Las contras se convirtieron en peligro constante, la insistencia rojilla en evidente nerviosismo y el marcador final tras los goles de Xisco (0-3), en un mazazo que deja al Rayo con diez goles en contra en cinco partidos oficiales. 

    El equipo lo había intentado, tuvo posesión, tuvo llegadas, perseveró, pero fue incapaz de generar el peligro deseado. La falta de profundidad en sus acciones, la falta de presencia de categoría en área contraria y la falta de poder intimidatorio a todos los niveles dejaron el resultado en un contundente 0-3 que enmascaró un partido de claro empate. La falta de gol en ataque y el exceso de goles en contra marcan al actual Rayo de Míchel.

     

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