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RAYO. Editorial PxR

A vueltas con la presión al entrenador

El Rayo no debería convertirse en un club resultadista y debería tener paciencia con Míchel

Escrito por Jueves, 11 Octubre 2018

    Editorial. "Cuando se confió en Míchel debió hacerse con todas las consecuencias. Cobeño creo que lo hizo, Presa creo que también. ¿A qué viene ahora un posible cambio de opinión?"

    Editorial. Esto de ser un equipo de Primera División cansa y desgasta horrores. Ya no es solo que el que manda se sienta mucho más importante, que lo es, claro, ¡faltaría más! Ya no es que algunos medios entremos en el juego, ya no es que algunos aficionados exijan y exijan hasta límites insospechados. No es solo eso. Es todo eso y más.

    En Vallecas siempre hemos sentido orgullo de lo que somos, de cómo somos, de la manera de afrontar la vida. El ‘modus operandi’ de Vallecas siempre ha sido el mismo. Te querremos mientras nos demuestras que lo das todo. Míchel ha demostrado desde el primer día encajar plenamente en ese sentimiento, también lo hizo Sandoval en su día y lo hizo Jémez y, a su manera, y apurando mucho, quizá demasiado, incluso ‘Baraja, hombre tranquilo’. Las circunstancias del fútbol son las que son y, cuando ya no queda más remedio, hay que tomar decisiones. No voy a descubrir nada ni en el fútbol ni en la vida. A veces esas decisiones son dolorosas, difíciles de tomar y, con resultado o sin él, hay que asumir que no queda más remedio.

    En Vallecas no podemos convertirnos en un club cualquiera. No debemos convertirnos en un club resultadista, en un club que ratifica y ‘da toques’ a sus entrenadores. Me niego a aceptarlo. Aquí hay cosas mucho más importantes. El actual técnico del Rayo es de Vallecas, primer punto a favor. Eso, en sí mismo, no garantiza nada a nivel futbolístico, pero ayuda en el contexto general, porque Míchel siente el Rayo, y es el primer interesado y digo primer interesado, más allá de otros motivos, en que SU RAYO esté lo más arriba posible. Trabaja como el que más, se esfuerza como el que más, se obsesiona como tú y como yo por ver a SU RAYO conseguir que las cosas vayan bien.

    Yo, como otros compañeros, me declaro fiel defensor de Míchel. Cada uno llevamos a un entrenador dentro y pondríamos a Imbula en lugar de Comesaña o Medrán, y jugaríamos con Embarba o con Alvaro y con Kakuta y Bebé si hace falta, con todos a la vez no se puede, pero qué más da. Una cosa es opinar sobre las alineaciones, los planteamientos y el juego del equipo y otra muy distinta es convertirnos en el Huesca de turno o en el Madrid de turno. El primero porque ya toma decisiones a la tremenda, el segundo porque, a través de los grandes medios de comunicación, convierte en debate público nacional si su entrenador se comerá o no el turrón. ¡Qué aburrido, de verdad!

    Cuando se confió en Míchel debió hacerse con todas las consecuencias. Cobeño creo que lo hizo, Presa creo que también. ¿A qué viene ahora este supuesto cambio de opinión? ¿Acaso el presidente considera que Míchel se equivoca tanto como para plantear un posible cese? ¿Nos hemos vuelto locos? Cuando se confió en Míchel se sabía cómo era el técnico, no es un entrenador que busque el conflicto con sus jugadores, no es un entrenador que públicamente les ponga a caer de un burro, no es un entrenador que deje titulares en la prensa. No lo es, no lo era entonces y sigue sin serlo ahora. Maneja su vestuario como cree que debe hacerlo.  ¿Ahora no nos gusta cómo lo hace? ¿En serio?

    A mí la situación me parece clara, equivocada, pero más que evidente. Pensar que la plantilla actual del Rayo da para estar más arriba nos lleva a ponernos nerviosos antes de tiempo. Nos pasa a muchos, con la diferencia de que algunos nos paramos a reflexionar y tenemos paciencia y otros deciden, al menos, sembrar la duda para ver cómo reacciona ‘el gran público’. Dudar de Míchel a estas alturas pretende provocar una reacción en el técnico y en sus jugadores. Esto significa que los resultados marcan el trabajo y el futuro, o lo que es lo mismo, club resultadista. No importan las circunstancias, las condiciones, solo importan los resultados, que no están siendo los mejores, eso es evidente.

    Dudar de Míchel es un despropósito. Hacerlo a estas alturas es mucho más. Vallecas debe reaccionar, debe apoyar a su entrenador, debe apoyar a sus jugadores, debe sacar lo mejor de todos y cada uno de ellos. No dudo de mi gente, de mi barrio, de mi afición, de mi Rayo, porque vosotros, los que estáis leyendo estas líneas, sois el Rayo. Ser un equipo de Primera desgasta mucho, pero me niego a aceptar que nadie nos tome por tontos. Dejemos trabajar a la gente. Dejemos trabajar a Míchel. Sigamos siendo la Vallecas que siempre hemos sido.

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