No habrá acuerdo, las posturas entre el Rayo Vallecano y los aficionados que lanzaron este fin de semana un comunicado pidiendo un acuerdo de mínimos están tan alejadas que la situación no tiene solución.

Esta es la conclusión que se extrae de la información obtenida por PxR en las últimas horas en contacto directo con el club de Vallecas y que se resume en una serie de acontecimientos que han llevado a este extremo sin vuelta atrás.

El consejo de administración del Rayo Vallecano no está dispuesto a aceptar las "exigencias" planteadas en cuanto a precio de abonos, abono del femenino y todas las cuestiones solicitadas en el comunicado lanzado este fin de semana y enviado al club con posterioridad. Desde el club dicen haber aceptado el movimiento inicial de no abonarse, el posterior de no entrar al estadio y el de entrar y no animar, pero lamentan que el siguiente paso haya sido el de increpar e insultar, algo que consideran “inaceptable e intolerable”.

Ya no estamos en un escenario de mínimos ni de planteamientos alternativos, la realidad es irreconciliable a todas luces y los dirigentes rayistas se apoyan en la libertad de empresa, que les confiere la potestad para decidir “y equivocarse llegado el caso” sobre los precios de los abonos y el resto de reivindicaciones realizadas. Además, vuelven a incidir en los insultos que dicen estar recibiendo en redes sociales y en las pintadas que se pudieron ver en la ciudad deportiva, además de los que se escuchan en determinadas ocasiones a lo largo de los partidos.

En el club dicen tener claro que el problema actual viene de lejos, que no está cimentado en esta pelea por los abonos de la presente temporada o por la situación del femenino o de los precios de los abonos de discapacitados o infantiles. La información que PxR maneja va en la línea de la idea que hay de manera clara en el consejo de tratarse únicamente de “aceptar las reglas del sistema”, que según entienden no se están cumpliendo.

También defienden los “recordatorios” del cumplimiento de la ley en cuanto a la introducción de pancartas o a los mencionados insultos. La decisión es clara y pasa por “no consentir” ni un insulto más, porque la comisión antiviolencia multa al club que, además de recibir los citados insultos, debe hacer frente a las multas que desde la comisión se le imponen.

El cumplimiento de las normas por parte de todos no es un punto de partida, sino una lógica que normalizaría la situación y después “el tiempo dirá y ya se verá”, comentan.

Todo esto, aderezado con una defensa a ultranza del mencionado derecho a la libertad de empresa y a entender y “respetar que Raúl Martín Presa es el dueño y es la última voz que decide”, nos lleva a este escenario que resulta imposible de reconciliar. El agua y el aceite en Vallecas no pueden estar más separados.