El Rayo Vallecano se estrenaba como local en el Estadio de Vallecas en Primera División. Un estreno que en una época más o menos reciente hubiera despertado mucha expectación en el barrio pero que, a día de hoy, pareció más un 'bolo de verano' que el retorno del equipo vallecano a la máxima categoría. La ausencia de público en la grada de la Albufera, sumada a la limitación de aforo impuesta por la pandemia y unido a la decisión de muchos aficionados de no acudir al partido por el precio de las localidades, entre ellos Bukaneros dejando el fondo huérfano, llevó a que el ambiente de Vallecas distara mucho de lo que hubiera sido en otro momento. En lo extradeportivo ya sabemos cómo está la cosa, en lo deportivo había que descubrir si jugar de local le sentaba bien al equipo de Iraola.

El rival de esta tarde no invitaba a pensar que el favoritismo de local fuera suficiente para igualar fuerzas. El Granada, con una plantilla con nombres importantes como Luis Suárez o Bacca llegaba a Vallecas tras encadenar dos empates consecutivos con Villarreal y Valencia y habiendo recibido tan solo un gol (de penalti ante los che).

Iraola, contento con el rendimiento futbolístico de su equipo, repitió once con apenas dos variaciones, las incorporaciones de Ciss y Nteka en lugar de Oscar Valentín y Andrés Martín.

El partido no pudo empezar mejor para los intereses del Rayo. Primer acercamiento sobre la portería del Granada y gol para sacarse los nervios y cedérselos por completo al rival. Alvaro García recibía un balón para encarar en el uno contra uno, se adentró en el área y probó fortuna con su pierna derecha. El balón terminó haciendo una parábola imposible para, en el minuto 2, dar ventaja a un Rayo que entró al partido con las revoluciones por las nubes.

El gol llevó el partido a una estrategia que en poco varió los planes iniciales de un Rayo que sabía que tenía que ser solidario en la presión y que debía aprovechar la velocidad de sus extremos para desarbolar a un Granada que no esperaba el tempranero gol rayista. Alvaro, en los minutos 7 y 12 volvió a ser protagonista ante un Granada que era un auténtico flan en defensa.

El Rayo seguía a lo suyo, no sufría nada en defensa y, con la calidad del capitán Trejo generaba el fútbol que le iba a permitir hacerse más grande aún en el partido. Una triangulación entre Nteka y Trejo iba a finalizar con el delantero, ex del Fuenlabrada, derribado dentro del área y con el capitán marcando el penalti que ponía al Rayo con doble ventaja en el marcador. El partido estaba siendo plácido para los vallecanos.

El Granada sufría para salir de su propia parcela ante la insistente presión de un Rayo crecido que se sentía superior cuando se acercaba a las inmediaciones del área nazarí. Catena pudo redondear una primera parte de ensueño con un remate de cabeza que se fue arriba tras un buen saque de esquina. La primera mitad, en la que sólo había existido un equipo, empezaba a tocar a su fin, aunque todavía quedaban alegrías que vivir.

La gran primera mitad del Rayo la pudo haber culminado Santi Comesaña con un buen lanzamiento de falta directa que salió desviado mientras buscaba el palo, pero lo iba a lograr Randy Nteka con una acción personal en la que encaró a uno de los zagueros del Granada y, tras armar la pierna izquierda, buscó el palo para lograr el 3-0. El Rayo estaba barriendo a un Granada que no creía lo que veía.

Tras la reanudación, el Granada quiso mejorar su imagen y al menos irse con la dignidad intacta recortando distancias en un marcador tan abultado como justo, pero no contaba con que defensivamente el Rayo también se mantuvo firme. Lo tuvo Luis Suárez a los cinco minutos pero Dimitrievski y el larguero le negaron celebrar el primero para los suyos.

Pero el Rayo no estaba dispuesto a dejar que su rival le aguase la fiesta y, con Alvaro como estilete ofensivo por banda izquierda, logró el cuarto. Comesaña remataba en el segundo palo ante la pasividad de la defensa de un Granada que nada podía hacer para detener la hemorragia. El vendaval rayista era imparable. El Rayo estaba de dulce ante un desastroso Granada.

El fondo vacío (literalmente) del Estadio de Vallecas sería testigo de los infructuosos intentos de un Granada que pese a querer, no podía. Faltaba un cuarto de hora, los equipos se iban al minuto de hidratación con los granadinos casi "pidiendo la hora" y con los vallecanos disfrutando de una fiesta huérfana por la falta de ambiente, pero que pudieron saborear.

El Rayo se merendó al Granada y se marcha al parón de selecciones refrendando las buenas sensaciones de su inicio liguero con una goleada de ensueño.