El Rayo Vallecano perdió ante el Girona en un gran partido de fútbol en el que vivimos un auténtico aluvión de ocasiones de gol.

La llegada del líder trajo consigo la primera gran alegría de la temporada a nivel afición, con el anuncio por parte del Rayo Vallecano de haber vendido todo el papel a falta de una hora para que arrancase el choque. No era para menos, el Girona visitaba Vallecas y nadie quería perderse un partido que hace años no hubiera despertado ni la mitad de expectación, pero que hoy anticipaba un gran espectáculo.

Para sorprender al flamante líder de Primera División, Francisco movió dos piezas con respecto al once que se llevó un importante punto del Bernabéu. Manteniendo la defensa intacta, con Ratiu y Mumin como grandes beneficiados de su gran papel ante el equipo de Ancelotti, el centro del campo fue más ambicioso con la entrada de Trejo por Ciss. Además, el técnico franjirrojo buscó en Camello al delantero que por fin rompiera de manera definitiva la racha goleadora de los hombres más ofensivos.

Apenas tuvimos que esperar cinco minutos para que el presagio de espectáculo tomara forma. En una presión alta en la salida de balón del Girona le cayó el balón a Isi que, en un toque demasiado largo despejado por un defensa terminó dándole un pase de gol sin querer a Alvaro. El rebote favoreció al extremo que sólo ante Gazzaniga fusiló al meta para hacer el 1-0. El Rayo golpeaba primero, Alvaro seguía sumando goles en su cuenta particular y Vallecas explotaba de alegría.

Poco después, en otro robo de balón, Oscar Valentín iba a obligar a Gazzaniga a enviar a córner con apuros el disparo cruzado del capitán franjirrojo. El partido tenía las líneas trazadas. El Rayo no estaba dispuesto a dejar que el Girona gozase con el balón en los pies y, con una presión muy alta, intentaba incomodar a un equipo que con espacios es muy peligroso. 

El Rayo estaba tan cómodo como incómodo se veía a su rival. La movilidad de Trejo entre líneas, las incursiones en zona de trincheras de Isi para despistar a la zaga y las aperturas a banda eran el 'modus operandi' de un equipo que esperaba la segunda de la tarde para redondear su extraordinaria puesta en escena. SI, además, Lejeune aparecía en 'plan salvador' para evitar sobre la línea de gol un remate que era gol cantado, pues primeros veinte minutos perfectos para el equipo vallecano que poco a poco iba a perder protagonismo ante la aparición del mejor fútbol del líder. Tocaba apretar los dientes, ser solidarios en el esfuerzo y esperar que pasara el temporal intentando aprovechar alguna contra que pillara despistado al rival.

Los mejores momentos del Girona no tuvieron reflejo en el marcador en ocasiones por falta de acierto de sus delanteros y en otras porque el Rayo seguía rememorando su alto nivel defensivo de una semana antes. Habíamos superado la media hora de encuentro y ya sólo se jugaba en campo local ante la necesidad de los de Míchel de demostrar el músculo creativo de su plantel.

Y si había pocos invitados a la fiesta del fútbol en Vallecas, de nuevo aparecía Dimitrievski para evitar que los catalanes recuperasen la sonrisa. Una gran estirada del portero franjirrojo nos recordó a todos quién sigue poniendo el cerrojo de la puerta en Vallecas. La estética estirada del cancerbero seguía negando el gol a un Girona que por ocasiones y presencia ya merecía más. Otro balón que se paseó por delante de la portería rayista apuntalaba más esa idea. El Rayo seguía por delante, pero no debía descuidarse ni un segundo.

Y dIcho y hecho, a falta de tres minutos para el descanso, tras pérdida de Isi en campo contrario, los de Míchel iban a lanzar una contra perfecta rematada con templanza por Dovbyk, El empate hacía justicia a lo vivido en una primera mitad que empezó bien para el Rayo y acabó mejor para el Girona. Empate y vuelta a empezar en el segundo tiempo.

La segunda parte arrancó con otro aviso del líder. El Girona había encontrado la manera de desactivar la presión vallecana y, con paciencia y calidad, tenía la llave para meter el miedo en el cuerpo a una hinchada que esperaba volver al Rayo de los primeros veinte minutos. Y el Rayo apareció. La tuvo el Pacha Espino primero, tras una gran acción de tiralíneas, luego sería Camello el que estrellaría un remate de cabeza en la cepa del poste, para acabar redondeando la avalancha con un disparo abajo de Isi. Con el Rayo volcado, un remate de Trejo que se envenenó tras rozar en un defensa acabó 'tocando madera' de nuevo al estrellarse contra el larguero de la meta del ex portero del Rayo. El argentino Gazzaniga respiraba aliviado porque la suerte le sonreía 

El Rayo seguía apretando y Ratiu, tras una buena galopada por la derecha obligaba a Gazzaniga a intervenir y no dejarlo todo 'al azar'. Esto hizo reacttivarse a un Girona que no quería dejar que el Rayo tomase el mando y en otra acción de ataque hizo trabajar a Dimitrievski. El partido tenía el interés que aportan dos equipos que buscan jugar al fútbol tratando bien el balón.

Antes del primer cuarto de hora Francisco vio que a Trejo se le haría largo el partido y decidió meter músculo y piernas frescas en la mediapunta con la entrada de Randy Nteka, mientras De Frutos, Kike, RDT, Falcao y Bebé calentaban en al banda a la espera de su momento de gloria. El duelo volvía a estar más cerca del 2-1 que del 1-2, pero el Rayo sabía que no debía fiarse de un Girona que en cada llegada obligaba a los vallecanos a tener las orejas tiesas.

Y otra vez volvió a quedar en evidencia la pegada del Girona. En un error en la salida de Unai, cuatro toques y un remate tras parada de Dimitrievski suponían el 1-2 que no parecía lo más cercano. Savio aprovechó el rechazo de Dimi para lograr el segundo a puerta vacía. Tocaba remar contracorriente después de haber tenido ocasiones para ir con el viento a favor.

Herrera también tocó madera tras un disparo despejado con apuros por Dimitrievski. El partido estaba precioso, el Rayo buscaba y el Girona contestaba. Un ida y vuelta en el que podía pasar de todo y en el que el Girona quería sentirse a gusto cuando frenaba las acciones para amasar cada jugada.

Falcao se inventó un nuevo remate 'cabeza-rodilla' que mandó al limbo un gran centro de Nteka. Los franjirrojos seguían acumulando ocasiones de gol, mientras continuaban trabajando con intención en busca de un empate que no llegaba. Francisco buscaba soluciones en el banquillo con la entrada de Bebé y De Frutos y proponiendo una defensa de tres, con Pacha, Lejeune y Mumin. Kike pudo haber logrado el empate, pero de nuevo Gazzaniga se lo negaba, y Lejeune remató un saque de esquina puesto por Bebé ligeramente desviado. No había manera.

Los minutos finales fueron un quiero y no puedo de un Rayo que se sintió impotente y que vio cómo volaban los tres puntos tras un partido jugado de tú a tú con el mejor equipo de la liga a día de hoy.