Cuadra Fernández, que dirigió el Rayo Vallecano 2-1 Celta de Vigo celebrado anoche en el Estadio de Vallecas, dejó helado a más de uno con un gesto que causó sorpresa, pero que no tuvo la trascendencia que pareció en un primer momento. Y no nos referimos a las quejas de los jugadores y el entrenador del Celta por la acción del gol de Embarba o por algún que otro penalti que pidieron o ni siquiera por la expulsión de Marcos Alonso. No, en este caso el protagonismo fue para Cárdenas y el Rayo.
En el tramo final de partido, Dani Cárdenas cayó lesionado en un lance del juego y se quejó del hombro derecho. Con gestos de dolor y realizando movimientos del brazo para comprobar el alcance de la lesión, el doctor y masajista del equipo vallecano estuvieron durante varios minutos inspeccionando la clavícula del futbolista sobre el césped de Vallecas. De repente y cuando nadie lo esperaba, Cuadra Fernández se dirigió al banquillo haciendo el gesto de cambio, un gesto que muchos en Vallecas interpretaron como que el portero del equipo vallecano debía ser sustituido. Con Batalla lesionado, aunque en proceso de recuperación, lo que menos necesitaba el equipo era que Cárdenas también cayese por lesión.
El alivio fue generalizado al comprobar que el gesto del colegiado dirigido al banquillo significaba que autorizaba el cambio solicitado por el Celta y no que el portero debiera ser sustituido. Un susto que quedó en nada.