Era evidente que a Paco Jémez no le estaba gustando lo que hacía su equipo en el Madrigal. Al habitualmente activo y gesticulante entrenador del Rayo se le vio serio y pensativo durante los noventa minutos de un encuentro que le tocó sufrir. Valorando lo sucedido durante los primeros cuarenta y cinco minutos, el entrenador vallecano decidía, de manera sorprendente, no entrar en el vestuario de su equipo junto a sus jugadores, permaneciendo durante todo el descanso sentado en un banquillo que no abandonó durante los noventa minutos del choque.

Jémez no dio instrucciones, no corrigió posiciones, no vociferó... simplemente estuvo ausente, algo fuera de lo normal. Cuestionado por PxR sobre esta circunstancia, el míster vallecano se limitó a decir que "pensaba que no estábamos a la altura que yo pensaba que podíamos estar, hoy no hemos sido rival para el Villarreal. Pensaba en muchas situaciones. Intenté tranquilizar y encarar la segunda parte lo mejor posible, pero no ha podido ser. Hemos hecho un partido malo, muy malo, aunque los chicos se han esforzado y no les reprocho nada".