Lo que iba a ser una fiesta del fútbol modesto acabó siendo para el centenar de rayistas desplazados a Guijuelo un nuevo ejemplo de maltrato al aficionado por razones arbitrarias. Tras una jornada de alegría por las calles de la localidad salmantina y después de protagonizar un precioso corteo hasta el municipal Luis Ramos, el rayismo se encontró un acto de provocación en los accesos al estadio.
Banderolas y bufandas con el escudo ADRV (el segundo de los tres escudos históricos del club y que hasta la pasada campaña el equipo lucía en su segunda equipación) fueron prohibidas por Guardia Civil y seguridad del club charro. ¿La razón? "Órdenes de Madrid" como expresaba Bukaneros en una de sus publicaciones en las redes sociales.
El sinsentido de la situación llegó hasta tal punto que lo prohibido para acceder en los minutos previos al partido pudo introducirse en el estadio durante la segunda parte viendo el alcance que la denuncia de varios rayistas estaba teniendo en las redes sociales.
A mi me han prohibido entrar con esa, no por la calavera si no "porque ese escudo con esas letras no puede", esa bufanda ha pasado al Bernabeu, Coliseum, RCDE stadium... Guijuelo no porque "ordenes de Madrid" pic.twitter.com/uX5L7fQU5Z
— Lobo☆Estepario (@Ridder_Lobo) December 2, 2021
Esta bandera me ha acompañado en cientos de viajes y hoy es la segunda vez que no puede acompañarme por la decisión de alguien que está en una oficina y no tiene ni idea de fútbol.
— oscarherrerovicente (@oscarherrerovic) December 2, 2021
El desconocimiento quien decide que entra o no a un campo raya lo bochornoso y lo sufrimos todos pic.twitter.com/1WLRS2AaSo
FASFE se puso en contacto con la RFEF para exigir explicaciones ante un atropello que ha indignado al rayismo: "Estamos pidiendo explicaciones a la responsable de relaciones con la afición de la RFEF que dice desconocer que exista ninguna circular al respecto. Podría ser decisión de la Guardia Civil que entendemos que es la responsable del dispositivo".
Y mientras la afición rayista era vejada una vez más, el Rayo Vallecano no pronunciaba una sola palabra ni mediaba por el rayismo.