A principio de temporada, el Rayo era mucho Rayo. El banquillo del primer equipo estaba ocupado por un rayista ejemplar, un hombre que 'mamó' rayismo desde bien pequeño y que pudo inculcar a todos lo que significa ser profeta en tu tierra. Míchel había conseguido lo más grande como jugador, saliendo de la cantera, y había devuelto al club de sus amores a una Primera División que durante muchos meses parecía imposible de recuperar. Además, con otro rayista como Cobeño en la trastienda, el Rayo se fue nutriendo de ex jugadores en parcelas técnicas. Rubén Reyes, Salva... volvían a la que durante varias temporadas fue su casa. El Rayo se llenaba de rayismo con el regreso de gente como Amat, Gálvez, Tito, Kakuta, Trejo, Abdoulaye, Bebé...
Hoy el Rayo ha dejado de ser tan Rayo. Míchel ya no está en el banquillo del primer equipo y el fracaso de los ex rayistas representa el fracaso de una idea que pareció buena, pero que no ha cuajado. Hoy el Rayo no mira a su cantera, no tira de jugadores hechos en casa, deja escapar uno tras otro a futbolistas que ni siquiera ha llegado a probar. Hoy, el Rayo es menos Rayo. La salida de Luis Cembranos, hasta hace unas horas entrenando al Rayo Vallecano B, cierra otro capítulo de rayismo ilustre al servicio de un club que no sabe aprovechar el potencial humano y profesional que tiene de puertas para adentro.
Sin Míchel y sin Cembranos, el Rayo vuelve a un punto de partida sin tanto sentimiento de franja. Hubo un día que alabamos y aplaudimos la llegada de Cobeño a la dirección técnica, de Míchel al primer equipo y de Cembranos al filial. Hoy solo nos queda Cobeño y, tras el resultado de esta temporada, muchos piensan que casi mejor si no estuviera.
Hoy el Rayo es menos Rayo. Hoy, en la salida de Cembranos del club que le permitió vivir sus mejores momentos como futbolista, alzamos la voz y pedimos que nunca se deje atrás la esencia de un club que parecía haber recuperado el sentimiento por encima del negocio y que, pocos meses después, vuelve al camino de los que ven en este fútbol una máquina de hacer billetes. Míchel ya no está, Cembranos ya no está... hoy, el Rayo es menos Rayo.